lunes, 16 de abril de 2012

Legado Vivo de África

EL LEGADO VIVO DE ÁFRICA

 
Los Kikongos, en particular, aunque también otros pueblos bantúes, dieron origen al Palo Monte o Palo Mayombe; una mezcla de cultos regionales, vinculados a un antepasado totémico, de un área en particular de África, de donde provenían los esclavos según la etnia a la que pertenecían, pero que, conservaban características similares en sus creencias y una raíz idiomática común.

Por ello, no tuvieron muchos problemas para integrarse y ser reconocidos como una sola creencia; de esta forma se puede observar tendencias que van, desde lo mas al norte de la actual Angola, mas particularmente de Cabinda, hasta otras regiones como los Lubas y Chokwe.

El africano siente una especial devoción por la tradición oral, ya sea, porque su cultura carecía entonces, del lenguaje escrito para expresar sus experiencias, y no les quedó otra alternativa, para trasmitir sus conocimientos de generación en generación, que mediante el proceso de escuelas de iniciación comunitaria, donde los neófitos eran instruidos en el aprendizaje de la rica tradición oral de la sociedad, y en las técnicas, que desde tiempos lejanos, se empleaban para sintetizar y conservar el conocimiento adquirido en forma de bellos versos, cuentos, historias,  adivinanzas, o axiomas, todos ellos cargados de simbolismos y alegorías de elementos de la naturaleza visible o invisible.

Es habitual, encontrar leyendas de nacimientos, muertes, amores, desamores, catástrofes o cualquier otro acontecimiento acaecido en la comunidad de forma significativa o trascendental, para que, de inmediato, sea recogido por la tradición oral, que encierran la historia vivida en años por el conjunto de dicha sociedad.

En muchos casos, no son historias reales, pues la imaginación y la creatividad han sido, y son, muy abundantes entre los bantúes. Los más viejos, amparados en su condición, altamente respetada por todos, bien para realzar su legitimidad dentro de la sociedad, o bien, para beneficiar a la comunidad, reforzando las costumbres tradicionales, acostumbran a inventar historias, que los mas jóvenes aprenden como reales y le otorgan todo el crédito. Por ello se dice, que cuando en África, muere un anciano, muere parte de la tradición con él.

Uno de mis confidentes aseguraba que su longevidad, se debía a que cuando era joven, había luchado con un cocodrilo y que al vencerlo y comerse su corazón, absorbió sus cualidades mágicas, y por consiguiente adquirió su poder longevo. Uno de sus coetáneos, se mofaba, diciendo que, la herida que mostraba como prueba de esa batalla, se la había hecho en el campo con una azada hacía cuarenta años, pero todos, en la aldea daban fe de su pacto, y nadie se atrevía  contradecir la otra versión.

La tradición popular, desde muy temprano, comenzó a crear cantos en honor a sus reyes, que llamaron Nvila. Estos cantos, fueron llevados al campo de la magia, otorgándole un poder inherente y capaz de manipular las fuerzas místicas y complejas de la naturaleza, en las que se basan sus creencias. Así, nacieron las primeras Nvila o cantos que recoge la tradición oral de los Kikongos.

El rey del Congo tenía un sobrino de nombre Nenzinga Nakongo, por quien sentía un cariño particular y una confianza ilimitada. Tal era la confianza que el rey depositaba en él, que un día lo dejó solo con una de sus mujeres, de nombre Nkato, que se encontraba encinta ya muy cerca de dar a la luz. Nenzinga Nakongo, queriendo saber cual era la posición del bebe en el vientre materno, abrió a Nkato de arriba a bajo. La familia de Nkato pidió al rey la muerte de Nenzinga por el delito que este había cometido, y no entendía las razones para su perdón. Debido a este reclamo, el tío rey, previniendo una revuelta de la población, acepta sin más remedio, condenar a muerte a su sobrino. Éste, valiéndose de algunos amigos fieles, suplantó su sangre por la de un cordero, simulando así su muerte. Pero, pronto fue descubierto el engaño, Nenzinga junto con sus cómplices tubo que huir, y poco a poco se fueron dispersando. Nenzinga, fue a establecerse a Songo y de él descendieron los Basolongo.

El primer rey que gobernó esas tierras de Mbanza kongo, fue Ntinu Wene, sometiendo a Mbumbulu, jefe de Mpangala, y desde aquí, distribuyo sus tierras entre los capitanes que le siguieron en la travesía. El lugar donde se efectuó el reparto de territorio se llamó Mongo Ukaba (monte de la división). En la ceremonia de reparto, todos danzaron, de dos en dos, una gran danza triunfal. Ntinu Wene se sentía vivo, lleno de fuerza y energía, protegido por los Nkisis. Se vistió con los atributos dignos de un rey todo poderoso, el machete, como cetro de poder (Kimpaba) y su Nsesa, cola de antílope, y reuniéndolos a todos les dijo:

"Danzad de dos en dos, la danza triunfal de nuestra total victoria, yo hoy quiero bendecidlos y esta bendición será honrada en toda las partes donde vayan a reinar, por todos sus descendientes".

Arrodillados todos frente al rey éste levanto el dedo meñique de su mano derecha y dijo:

"Creced, engrandeceros y vivir largos años hasta ser muy viejos".

Entonces cada uno entono un cántico como sigue:

Ndumbu a Nzinga dijo:

 "Yo soy Ndumbu a Nzinga, planta trepadora que se enrolla en
espiral y mi enrosque atrapara a todo el país"

 
Manianga dijo:

 "Yo soy Manianga, aquel que esta sentado. Sentado en el tronode los Mvemba de los Nlaza"

Nanga dijo:

"Yo soy Nanga, que aun estando cojo voy muy lejos, las piedras de mi casa son cabezas de hombres y mi cosecha la costilla de un terrible pez"

Mankunku dijo:

"Yo soy Mankunku aquél que tira. Yo arremetí contra los Ndembo, los tambores de los poderosos, quienes no vendrán a perturbarme ni con el ngongie (tímpano) ni con ngoma (tambor)"

Ngimbi dijo:

"Yo soy Ngimbi quien hace crecer abundantemente la madiadia (cañas de azúcar) que se cortan a la mañana y al mediodía, ya bambolean bajo el sol"

Mbenza dijo:

"Yo soy Mbenza el que corta; no cabeza de ratones sino de hombres"

Mpudi a Nzinga dijo:

"Yo soy Mpudi a Nzinga, un gran pez, pero también un pájaro que, a pesar de las llamas, caza por arriba de la hierva ardiendo"

Mboma Ndongo dijo:

"Yo soy Mboma Ndongo, la serpiente buena que deja rastros de su paso. Rastrea por todo el Congo, por el Loango. Madre que hace bien a todos los otros clanes"
 
Makaba dijo:

"Yo soy Makaba, quien reparte las tierras, pero las leyes de esas tierras permanecen en mis manos, en mi poder"

Estos nueve nombres de reyes, fundadores del gran reino del Manikongo, son recurridos siempre en toda litúrgica mágica para potenciar los hechizos y atraer de forma positiva las energías de los antepasados, imprescindible para el buen éxito de los ritos.
 
El tiempo que llevo la peregrinación del rey del Congo, hasta su asentamiento definitivo, es aun hoy, un misterio de la historia sin resolver.

Los hombres se dedicaron a la caza, y las mujeres a cultivar la tierra y, a cuidar de los numerosos miembros de la familia que aumentaba con el paso de los años.

Lo que sí es seguro, es que el reparto de tierras se hizo en el altiplano de Nsanda Nzondo y que fue Malazi, también conocido con el nombre de Nlaza Kongo o Makongo, el primogénito, y en quien recayó la responsabilidad del reparto. De aquí que se le llamaran, también Makaba de ekukaba, a repartir o dividir.

De la división, existen dos versiones. Una asegura que Vua Li Mabene (la gran madre de nueve senos, mitológicamente representada como la vía láctea), antes de la dispersión de los hijos, quiso probarlos para saber cual de ellos era digno de tener el poder, y al que los demás le deberian pleitesía. Preparo para la ocasión un plato de Mbala Makamba, una especie de patata amarga que se da silvestre entre los árboles de la selva de la Mayombe. Después, llamo a su segundo hijo, Mbenza, para que repartiera la comida en partes iguales para cada uno de sus restantes hermanos, pero este no lo consiguió, queriéndose quedar con la mayor parte. Vua Li Mabene llamó después al tercero, pero ni este, ni los otros, que fueron llamados uno por uno conseguían ser justos en el reparto. Por ultimo, llamó al mayor, Malazi que si fue justo en el reparto,
lo que le otorgo la bendición de la madre y el mando de la familia.

Como casi todo, en la tradición oral africana tiene varias lecturas, existen otras versiones del mismo hecho, sin que se pueda saber cual de ellas es la más fiable ya que todas conservan un fondo común, aunque difieran en las formas.

Según la otra versión, Maluango, Manhanga, Makaba, Mabenza salieron juntos desde Nsanda Nzondo hasta el río Nzadi (Zaire), allí, el hijo de Mabenza, Mpuli Nzinga Mambaka, mató a un elefante, lo que origino una discusión entre Maluango y Mabenza, por lo qué tanto uno cómo otro, se querían atribuir la mejor parte del animal; fue entonces, cuando Makaba dirimió la cuestión dando a Maluango la pata delantera derecha, a la que se le atribuye mas poder, y el izquierdo a Mabenza. Malazi, entonces asumió el nombre de Makaba por haber sabido dividir con equidad. De quí surgió el rezo que sigue:

MINU IEKA MAKABA, MAKABA NZA I MBUNGI, MPUNGI NZAU, KE LANDILA MAKOKILA, MBELE USIMBA KOKO KU LUNKIENTO, KE IAKILA KU LUBAKALA, BUNA LANDA MAKABA BUNA KE IENDA BUNA LELE MUNZILA.

(Yo me volví Makaba el que divide. Dividí el mundo y la niebla; Las defensas del elefante, me levantan al cantar del gallo, blandí el machete con la mano izquierda y lo pase luego a la derecha, para seguir siendo Makaba por donde quiera que vaya y sin descanso dormiré en el camino).

Rezos como este, se encuentran a lo largo de la tradición Mayombe, y son una fuente de conocimiento muy importante, para entender las historias y folclore de estos pueblos.

Muchos de estos cánticos, reflejan las atribuciones y poderes místicos de sus protagonistas, así como la proveniencia de su linaje familiar. Cada iniciado conoce estos rezos y los utiliza en cada momento trascendental de su vida, son imprescindibles si se le quiere dar a la ceremonia o el hechizo carácter sagrado.

Rezo de Makongo, el mismísimo rey del Congo:

MINU KONGO LINGUNGA, LI ME KONGILA ZIMVILA ZIONSO, KUIENDA KUANDA KONGO, LIAMBU VE, KUIENDA KUMONGO KONGO, LIAMBU VER, MINU VEKA IMPUILI.

(Soy Kongo Lingunga, Yo junto todos los clanes, yendo para el bajo Congo nadie se me interpone, yendo para el alto Congo tampoco. Soy yo quién lo quiere así, porqué soy el que manda en todas esas regiones).

Rezo de Makaba:

BENU LUMONA MPUNZU MU NLANGU, BUNA MINU NSABUKUIZI, VANA KANDAMA MU BUATU, KUIZA TUMISIA MVIKA MUEKA, KUIZA LAMBALELA VANA NLONDO, KUIZA NANGIKA KU KULU, KUIZA TIRA SABALA MU NTIMA, VANGIOKO KUIZA KANDAMA MU BUATU BUNA KE TIRA SABALA MU NTIMA, MENGA KUIZA IENDA MU MAZI, BAU BASIALA KUMBUSA, BUNA BUMONA MENGA, BABU BAZABA MAU, NFUMU ITU NTINU MAKABA SABUKUIZI, VANA KE SENSA VANA LILONDO LIKIONGO, KUIZA LAMBALIKA MVIKA MUEKA, KUIZA TIRA SABALA MU NTIMA.

(Vosotros, veis turbias las aguas porque atraviesan el rió para subirse a sus canoas; yo, por el contrario ordene a un esclavo que se tumbara en el muelle, le puse el pie encima del pecho y le clave mi cuchillo en el corazón y sobre su cadáver subí a mi canoa. La sangre del esclavo corrió por el agua del rió y todo el que la vio supo que yo Makaba rey de todos era quien atravesaba el río.)

Rezo de Masundi:

MINU MASUNDI, MINU KELE LUMBELE LUSIMBU, KI SÍ MUANA KO, KI SÍ NTEKULO KO, UONSO KO UISUMUNA NKAKA NFUMU, FUANIKINI UKIELA NTU, VO TIRA MUNA NKONDO, VO TULA MU IVANGU, VO KOKA VA MBAZU.

(Yo soy Masundi, tengo el cuchillo lusimbu, de las ejecuciones sumarias, no perdono ni a hijos ni a nietos, todo el que viole mi ley tiene que ser cortada su cabeza, clavado en el baobab, apresado en la horquilla o quemado al fuego.)

Rezo de Mbenza:

MBENZA, KABENZA KO MITÚ MIZIMPUKU, BENDECA MITÚ MIBANTU, TIABA KITIABA KUNHI, NLÉKILA ZIMPATI ZIBANTU.

(Soy Mbenza aquel que corta, no corto cabezas de ratones, corto cabezas de hombres. Las abro como si fueran leña y duermo al calor de la hoguera, hecha de la costilla de mis victimas.)

Rezo de Kumbi Kongo:

MINU KUMBI KONGO, KONGOLILA MAMBU, MUNA NGANDA MAZINGA KUSIMBA NKÁZI KO, KUSIMBA MUANA KO, NGEIE SIMBA MUAN AMI MUNA TUEKI NUANA.

(Yo soy Kumbi Kongo, quien resuelve los problemas en las tierras de Mazinga, no perdono a mi hijo, ni perdono a mi mujer, pero si a ti, si a través de ellos te enfrentas a mí.)

Según una historia, este Kumbi se presento a su pueblo como rey, pero el pueblo le pidió que cortara la cabeza de su sobrino, como prueba de su valor; él así lo hizo, y todos salieron despavoridos gritando de aquí el nombre de Kumbi, de Kumba, gritar.
 
El rezo de Nanga Nakongo

"Yo soy Nanga, el cojo, pero voy muy lejos, las piedras de mi hogar son cabezas de hombres, mi cosechar es una costilla de grande pez".

La agresividad de los jefes tribales, no es mera presunción, la realidad es que en estas tribus, se vivía en un ambiente de sumisión total al monarca, quien ejercía total autoridad sobre sus súbditos decidiendo quien tenia que morir o vivir. Aún en la actualidad, sabemos de la existencia de sectas de esta índole en África, como ejemplo la que fue en Angola la sangrienta Orden de Jamba liderada por Jonás Sabimbi. Recomiendo al lector buscar referencias en los ricos archivos de la Biblioteca Nacional de Angola y el Instituto Nacional para Asuntos Religiosos (INAR), a los cuales, y aprovechando esta ocasión, agradezco toda la atención y apoyo prestado durante mis investigaciones.

En Cuba, el Palo Mayombe fue despojado de toda esta riqueza oral, asumió la identidad de las tradiciones Yorubas como suyas, surgiendo una forma de culto autóctona, aunque se mantuvo el fondo de sus prácticas religiosas. Los Mpungos se transformaron en similares a los Orishas yorubas, asumiendo sus historias y simbología, perdiendo así su propia identidad.

En África, estas Nvila ocupan un lugar fundamental en la liturgia religiosa, son rezadas en la casa ritual o nzo nganga, con el ánimo de atraer la fuerza mágica del antepasado para propiciar la ceremonia y, es importante que el Palero (termino empleado exclusivamente en cuba para identificar a un practicante de esta creencia) de las nuevas generaciones conozca que, es de estas Nvila de donde parte todo lo efectivo que tiene la magia africana. Sin el antepasado, todo rito carece de efectividad y estos reyes fueron los fundadores de una religión, que cruzo todo un océano y llego a la isla mayor de las Antillas. De aquí, la importancia que tiene el conocerlos y emplearlos en los ritos, sin lugar a dudas, para el practicante es un elemento trascendental en la liturgia.

En el campo de la oración mágica, y teniendo en cuenta que los Kikongos consideran que su entorno, y hasta su propia existencia, dependen directamente de la intervención de los antepasados y de la magia, esta tradición oral se conserva hasta nuestros días en estado puro, al menos en África como autentica reliquia de los Nfumu Mbuta (Tata Nganga en Cuba), celosos de que si sufren cualquier transformación puedan perder su esencia y en consecuencia su efectividad. Se han opuesto, desde remotas generaciones, a cualquier tipo de alteración en su redacción o composición, hasta tal punto que su lenguaje se ha separado del vocabulario popular convirtiéndose en sagrado.

Este fenómeno se debe, entre otras razones, a que se encuentra ajeno a la introducción de nuevos vocablos, conservando la lengua madre que generó el dialecto, cuestión que no sucedió en Cuba. Referente a los rezos mágicos, la tradición oral se convirtió, necesariamente, en algo muy hermético, dada la importancia que la palabra tenia en la conciencia mística de las cosas. Todos mis confidentes, aseguran que las fórmulas no han sido alteradas jamás, y aún más, que fueron hechas por los propios antepasados fundadores de la tribu.

La invocación, como principal componente de un ritual mágico, encierra en su composición una cadena de códigos o pases mágicos, que son los responsables directos, de activar las fuerzas que el Tata Nganga manipula en el ritual. Nada, puede ser movido mágicamente sin la acción de las palabras, que es el motor propulsor de la energía mágica que el Tata Nganga opera mediante la Unganga, la mística del rezo, en su conjunto encierra el equilibrio entre las fuerzas visibles e invisibles, facilitando su armonía y, la combinación de palabra y acción mágica, hacen efectiva la expresión y el deseo del Tata Nganga que actúa en el rito. El rezo es, en sí mismo, un elemento más dentro del suceso mágico.

Todos los actos mágicos son, precedidos y sucedidos, por un rezo para garantizar su absoluta efectividad. Uno de mis más estrechos colaboradores Tata Ntima, me asegura que sino se reza, cuando se hace un nkangue – amare mágico - de la tierra que rodea al templo, antes de comenzar el rito, los espíritus saldrán a merodear por la aldea y no querrán trabajar.

“Algunos no vuelven más” - afirma.
“Con lo que se corre el riesgo de que te roben al Nkisi de la Unganga”, - termina diciendo.

Este anciano, Tata Nganga me aseguró y demostró, que sólo con el rezo adecuado, se es capaz de guiar las fuerzas espirituales o Nkisis que en el rito se generan, hacia el objetivo mágico que él desea y conseguir con ello sus propósitos.

“Pero cuidado, mucho cuidado si te equivocas, lo pagarás con la vida”, - decía.

Esta será una frase hecha, que repite siempre, como advertencia constante. Entre los Yombe, existe la convicción de que un rito mágico siempre tendrá un efecto, por lo que todo debe hacerse según las normas y tabúes, de lo contrario el daño es irreversible. 

Nunca, una acción mágica deja algo al azar, por este motivo, el rezo tiene siempre similitud con elementos o fenómenos de la naturaleza visible que intervienen en el rito, de esta forma, se convierte en el instrumento mágico más potente, del que dispone el Tata Nganga para manipular con efectividad las energías espirituales de la Unganga.

Esta es la esencia de la hechicería, el Tata Nganga con el rezo y la acción mágica adecuada pueden provocar un efecto de naturaleza invisible similar al que quiere lograr en la naturaleza visible, si lo consigue no hay dudas que el resultado será el esperado.

La oración, es un componente inseparable de la acción mágica, capaz de integrar todos los elementos del ritual para que actúen hacia un mismo objetivo. El rezo es armonía, magnetismo, fuerza vital y potencia mágica de quien lo pronuncia.

Pero no es el rezo exclusivo de los rituales, el Tata Nganga reza para atraer la armonía a su vida, prevenir los peligros, corregir el desorden e interceder por sus necesidades. Sin las plegarias, los ritos y las fórmulas carecen de efecto mágico. La oración, activa la dinámica vivificante de la acción mágica y es el elemento principal de comunicación con las divinidades totémicas, Nkisis, Mpungu, Nfumbe o Unganga y
antepasados.

“A la Unganga, hay que pedirle con respeto por eso tengo que mimarla, contentarla con un rezo, sino, no escucha”, dice Tata nfuka.

“Luego le puedes pedir lo que quieras”, culmina.

La oración hace posible el diálogo entre estos dos seres, la divinidad totémica activa, dotada de palabra, que puede escuchar y responder, y el Tata Nganga, operante de la Unganga.

El Tata Nganga, utiliza los conjuros mágicos diariamente para mantenerse sumergido en la incesante acción vital de todo lo que le rodea, logrando de esta forma protegerse de todos los peligros exteriores y desconocidos.

“Me levanto rezando a muini (sol) porque es nuestro primer antepasado y se le debe respeto, si no lo haces luego no le digas a la Unganga ¡oye que me torcí un pie! Porque puede ser un castigo y por supuesto me acuesto rezando a ngunda (la luna) aunque no esté, porque la noche es suya” - dice Tata Nfuka orgulloso de nunca haber dejado de rendir tributo a los antepasados en sus aproximadamente setenta años de vida.

Cada rezo, en particular, tiene una forma de hacerse, según para lo que sea, a quien o donde se haga, requiere paralelamente de ritos, ya sean simbólicos como prender una vela, rociar aguardiente, derramar harina de maíz, soplar humo de tabaco, ofrecer comida cocida, alzar los brazos; o de ritos más complejos como el sacrificio, la purificación, componer una Unganga, la iniciación u otro ceremonial.

Como vaso comunicante de acción vital, intermediaria entre lo humano y lo divino, la invocación le sirve al Tata Nganga para unirse a los espíritus, entre la vida participada de la dinámica cósmica y la pirámide vital. Ningún componente de una ceremonia queda sin rezar, antes de ser utilizado.

“Los Tata Nganga tienen mucho trabajo y mucho cuidado de que ni el ron, ni tan siguiera el agua se deja sin rezar antes de empezar a trabajar”, dice uno de mis informadores y otro destaca. 

“Tuvimos que rezar tanto una vez por la muerte de un dignatario que demoramos seis días hasta el punto que el cadáver ya olía mal”, - son así de meticulosos estos Tata Nganga en sus ritos.

Cuando en el rezo se habla de energía (Lendo), fuerza (Ngolo), o poder (Mpungo), se hace referencia al significado espiritual que ellos le otorgan al vocablo, es decir, a su propiedad en el mundo invisible.

Para ellos, la palabra es algo concreto, vivo, real, se compone de alma y de los elementos que se encierra en lo que significa, aquello que le proporciona sus cualidades y materializa su existencia en la naturaleza
visible.

Existen rezos, que describen los pasos de las ceremonias en los que se emplean, utilizando simbolismos de elementos comunes de naturaleza visible, en representación de su análogo en la naturaleza invisible y alusiones a fenómenos naturales, e incluso algún que otro nombre de un antepasado o tótem, alguno de los cuales son recitados de forma tan pausada, que puede durar varias horas él culminarlos. Otros son cánticos que cuentan historias folclóricas, esta es la forma más común, empleada por los Kikongos para conservar y transmitir el conocimiento mágico.

El Tata Nganga antes de cada rezo, entra en comunión con sus antepasados y la Unganga, estas son las principales fuentes de su poder mágico. Tiene que rememorar a quien lo inició, a quien le trasmitió el poder y conocimiento que posee, a su padrino de ceremonia, su Nfumu Mbuta. Su permiso explícito, es obligatorio para legitimar el ritual que efectúa. El Nfumu, mantiene sobre los miembros de su comunidad una hegemónica influencia, que acentúa la continuidad mágica y la solidaridad de todos sus integrantes aun después de muerto.

Unido al rezo están muchos y diversos objetos mágicos, que se usan como acompañamiento litúrgico como pueden ser, los tambores, las maracas, las claves, los bastones, todos juntos o por separado pertenecen a un determinado antepasado o Unganga, por lo que atrae su poder al rito, de tal manera que se refuerce la personalidad mágica del Tata Nganga operante.

Existen algunos procedimientos mágicos que son siempre empleados por el Tata Nganga a la hora de rezar, independientemente de la oración que pronuncie.

En primer lugar, el Tata Nganga hace una limpieza de su mente, exteriorizando delante de la Unganga y los antepasados todos sus pensamientos, declara el propósito último de la ceremonia, con la total y absoluta convicción en el resultado final del ritual, para entrar en comunión con las potencias mágicas de la Unganga; a la vez que le indica cual es su objetivo concreto del ritual.

“Un día di una comida para sanar a un niño que tenia malaria – se refiere al sacrificio ritual a la Unganga - y todo se preparó tan deprisa que olvidé decirle a la Unganga para lo que era todo aquello, a la semana todavía el niño no había sanado y cuando pregunté al Nfumbe, me dijo.

¿Qué niño?, ¿Qué malaria?, “Entonces me acorde y tuve que dar de nuevo comida” y finalizó 

Tata Ntima. “Comió dos veces por mi imprudencia”. “Pero fue mi culpa". Exclamó.

En segundo lugar, hay que ofrecerle a la potencia receptora del rito, ofrendas que sean de su agrado. Con el propósito de generar su energía positivamente, se limpia, acaricia y mima con esmero, se habla con el espíritu que habita la Unganga como a un ser semejante, convencido de que escucha y ve, así el Tata Nganga puede alimentarse de la energía que él irradia aumentar su potencia, bañarse con su poderío y entrar en comunión con él pudiendo manipular su fuerza hacia sus hechizos.

“Mi Unganga no hace nada sino tiene malavu -aguardiente- y mucho, porque mi Nfumbi bebe como loco”, dice Tata Ntima.

Las ofrendas, en este caso dependen del origen del Mpungu pueden ser comida cocida, frutas, vegetales, bebidas o cualquier otra cosa que este íntimamente relacionada con él. 

En tercer lugar, el Tata Nganga nombra en voz alta y clara a todos los integrantes de su linaje mágico, de mayores a menores, es decir, de los mas viejos hasta el más jóvenes comenzando por los ya difuntos, en este caso particular, el poder del nombre es fundamental, el espíritu que es nombrado se activa, se pone en movimiento para transferir su fuerza mágica; después de los antepasados, les llega el turno a las potencias
mágicas los Mpungu que componen los poderes del Tata Nganga, estas son las Unganga, amuletos, receptáculos, altares, etc. de todo lo que se nutre su espíritu y su personalidad mágica. Todos tienen que ser nombrados, sin excepción.

“Si se te olvida algún Nkisis, se puede molestar e interferir en el ritual y luego, cuando todo está a punto, BAM!!!”. "Tienes que parar hasta que lo amansas", dice Tata Nfuko, muy convencido.

El efecto que produce la acción de la palabra, tiene que estar acompañado de la expresión mágica análoga al objetivo que se persigue, para ello el Tata Nganga realiza las danzas, o movimientos, que escenifican su objetivo mágico y utiliza igualmente los instrumentos rituales que se corresponden. La mímica del gesto es un principio mágico muy importante.

“Hay Unganga que solo se saludan con toque de tambor, otras con maraca y hasta sé de una de Kalunga - el espíritu del mar - que tienen que sonarle caracoles”.

“Unas les rezas de rodillas, otras de pie o como a la de Ndoki que tiene que ser tumbado del todo, boca abajo”, afirman mis confidentes.

El Tata Nganga tiene que relacionarse íntimamente con todos los poderes místicos que posee, de forma que estos actúen siempre que él lo desee, manteniéndolos unidos a su vida.

La Unganga y demás receptáculos de poder mágico, forman parte inseparable de su vida y ocupan un lugar privilegiado, como si de ellos dependiera su propia existencia.

Las fuerzas mágicas del Tata Nganga, tienen la capacidad de actuar en todas las esferas de su vida y ayudarlo en todos sus propósitos, sin su intervención, la propia existencia de las cosas no le seria posible. La creencia en este razonamiento, hace que los Tata Nganga sientan fe ciega en sus poderes y a su vez hagan indestructibles sus creencias.

Por último, el Tata Nganga como vértice de la potencia viva de la Unganga, que por él se manifiesta, actúa sobre las fuerzas mágicas activadas con seguridad y contundencia, obligándolas a ejercer su voluntad.

El Tata Nganga es quien controla y manipula la magia que activa, no a la inversa, pero tiene que emplear los elementos idóneos y validos para conseguir que sus objetivos tengan los efectos deseados, como anteriormente se ha descrito, y recibir el supremo permiso de los antepasados y de los Mpungo. Es dueño absoluto de su poder y sus actos dentro del ritual, por lo tanto, único responsable de los efectos que de él se derivan.

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